El lugar elegido para ser el palco de la primera misa de Brasil, realizada por Fray Henrique de Coimbra el 26 de abril de 1500, todavía conserva fuertes indícios del encuentro de culturas iniciado en aquel año. La ensenada de Coroa Vermelha (Corona Colorada) todavía preserva la cruz de frente al mar utilizada para rezar la primera misa: la gran celebración de los portugueses después del largo y difícil viaje del descubrimiento. El lugar presenció momentos históricos de encantamiento registrados por las curiosas miradas de los portugueses, que quedaron maravillados con la exótica belleza de las mujeres nativas de la nueva tierra. Fue allí también que portugueses e indios intercambiaran diversas mercaderías y distribuyeran regalos.
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